martes, 4 de febrero de 2014

Día 11: 5.000 mts. planos y 2.450 Kms. aire a JAPÓN!

6.30 am y empieza la maratón para llegar a Japón. La cosa es así: transfer al aeropuerto de Xian, vuelo a Shaghai, conexión al vuelo de Shanghai a Osaka y tren a Kyoto.

Estando en el lobby del hotel antes de salir el papá se dio cuenta de que la conexión que hacemos en Shanghai es en dos aeropuertos diferentes, que están lejos, y sólo tenemos una hora y media para hacer el cambio de aeropuerto desde Hongqiao a Pudong, chequear las maletas, pasar policía internacional y estar sentados en el otro avión... es imposible. 

1. Transfer al aeropuerto de Xian


Partimos en el transfer al aeropuerto que queda a 50 Kms de la ciudad. El chofer va lento, y en una parte del camino baja más aún la velocidad (hay un poco de niebla) y todos los autos nos empiezan a pasar. No sabemos si tiene algún problema el auto, se esta quedando dormido (porque como es chino ya tiene los ojos semi cerrados jaja), o no sabe por donde es el camino. Le preguntamos si esta bien pero no nos responde... sí vemos que tiene los ojos abiertos así que durmiendo no está... al parecer no tenía apuro así que se va lento pero llegamos igual bien.

2. Vuelo a Shanghai


Nuestro vuelo es a las 10 y son las 8 am así que estamos bien. Llegamos al counter con la idea de explicar (a como dé lugar) que necesitamos que nos cambien a más tarde el segundo vuelo, pero no fue necesario porque la niña identifico el problema de inmediato y nos dice que hay que cambiar el vuelo... Y empieza la carrera para allá, para acá, y de nuevo para allá, entre el mesón de informaciones de la aerolínea y el counter. La única opción que encuentra es mandar a 3 personas en un vuelo directo a Pudong, y los otros dos en el mismo vuelo y que esos dos corran a ver si alcanzan a tomar el otro. Esos dos seríamos Carlos y yo. De repente al papá se le ocurre la idea de preguntar por primera clase, aunque sea pagando diferencia, pero irnos juntos... Y finalmente la niña gestiona y nos manda a todos en primera clase en otro avión de la aerolínea Hainan sin cobrarnos nada adicional... y para eso tenemos que ¡correr!. El counter de la otra aerolínea está en el otro terminal así que literalmente invocamos al Forest Gump que llevamos dentro y nos vamos volando al terminal 1. Nos chequean las maletas y nos dicen que vayamos a la puerta ¡rápido!, así que volvemos a caminar paso firme y veloz a la puerta que es literalmente la última del aeropuerto... 

Merecido descanso al llegar al avión porque nos vamos los 5 en Business class (solos porque nadie más iba en business), viendo películas y disfrutando de comida y bebidas que de habernos ido en el avión que compramos no hubiésemos tenido.

3. Conexión al vuelo de Shanghai a Osaka.


Aterriza el avión después de 2 horas de viaje  (11.15 am) y nos preparamos para correr otra vez (el próximo vuelo a Osaka, Japón es a las 12.35). Salimos y caminamos rápido paso firme a recoger las maletas (que obviamente no mandaron directo a Japón), y una vez mas tenemos que recorrer TODO el aeropuerto porque la manga a la que llegamos es la última (o penúltima). 

Llegamos a recoger las maletas y aún no salen. Carlos pregunta en el mesón de China Eastern (la aerolínea del próximo vuelo) por el lugar de chequeo y después de tener que despertar al par de chinos que estaban "trabajando" en el mesón (durmiendo echados encima del mesón), no obtiene más información que algo así como "suba al 3er piso y rasquese con sus propias uñas".

Para adelantar tiempo (porque se demoran ene las maletas en salir), con la Jani vamos a buscar el counter para hacer check in, y cuando estábamos buscando ascensor al 3er piso vemos en la pantalla que el chequeo es ¡¡EN EL TERMINAL 1!! y nosotros estamos en el 2. Por la ventana vemos a lo lejos el otro terminal que está a más de 1 Km y empezamos a correr mientras tratamos de llamar a la mamá, papá o Carlos para que corran con las maletas cuando las tengan al otro terminal también. No nos contestan así que un par de mensajes y seguimos corriendo. 

Llegamos al terminal 1, subimos al 3er piso y buscamos el counter. Mostramos el vuelo y nos hacen pasar al counter especial que arriba en chino debe decir algo así como "Counter de los que están por perder el vuelo". Chequeamos los pasaportes y nos preguntan por las maletas (que aún no llegan), y pedimos que nos esperen... "Diles que se apuren porque el chequeo del vuelo cierra en 10 minutos"... Mensajes desesperados de ¡corran! y de repente la Jani me avisa (que vigilaba desde el pasillo), que ahí vienen. 

Chequeamos las maletas y como si tuviésemos mucho tiempo revisan una y otra vez la mía en rayos X en busca de una supuesta batería QUE NO LLEVO, hasta que me doy cuenta de que la imagen puede corresponder a un ¿imán?... "Ah! Si!" Y la China nos da el pase para abordar... Sin comentarios.

Vamos a inmigración y nos hacen pasar a la fila VIP de los "Si no me apuro pierdo el vuelo", que es una fila manejada por caracoles... Logramos pasar, pasamos por seguridad y menosmal que la manga para entrar al avión está al frente porque ya dice "Last Call" en rojo. Apuramos al resto y por fin nos subimos. Ahora sí que estuvimos cerca.

El vuelo se movió ene, aunque habían advertido turbulencias, sobretodo al casi llegar a Japón. Llegamos y todo lo que viene es sin apuro. Recogemos las maletas y pasamos al baño... No puedo dejar de contarles cómo eran los baños: los WC aparte de calentar el lugar para sentarse tienen un infinito número de botones al lado para que salga agua y salir limpiecito con chorritos por adelante y por atrás, para regular la temperatura y presión del agua e incluso para que suene música como de río para estimular el pipí jaja. El lavamanos, por otro lado, con sensor para que salga jabón, luego agua para lavarse las manos y finalmente un secador de manos con aire en la parte opuesta a las llaves, pero todo dentro del mismo lavamanos... ¡Bienvenidos a Japón! (después de la experiencia del baño ya no queremos ir a otros baños y se transforma en pregunta frecuente en cada lugar que estamos cuando alguien va "¿se calienta?" Jaja).



Lo que se ve al lado izquierdo del WC son el montón de controles adicionales para sonido, agua, calor, etc.


4.  Tren a Kyoto.


Subimos a la estación de trenes y compramos el ticket para ir a Kyoto. En este caso convenía comprar el ticket de un día en la zona Kansai (pase diario) que costaba 2.000 Yenes (¥) (entre 20 y 12 mil chilenos). El tren que llega a Kyoto se llama Haruka y sale cada 30 minutos. 



Algo simple de entender



Bajamos a la estación y al poco rato llega el tren que después de que se bajan los pasajeros anteriores lo cierran para limpieza completa y justo antes de subirnos se apagan las luces y hay un show dentro... ¡Los asientos se giran solos en la dirección en que partirá el tren! (o sea el conductor no tiene que dar la vuelta ni los pasajeros viajar al revés porque el tren lo hace solo). Todos impresionadísimos (con todos hablo de nosotros 5 solamente, porque para los demás es pan de cada día), nos subimos y ponemos las maletas donde sea para tomar nuestros asientos. Finalmente giramos un par de asientos y sentamos frente a frente para ir juntitos :)

El viaje es tranquilo con el tren que casi no hace ruido. No es un tren súper rápido, sino más bien convencional, así que se toma su tiempo para llegar parando en algunas estaciones intermedias antes de llegar a Kyoto. En el camino cruzamos un río (o mar) saliendo del aeropuerto, y poco rato después pasamos por Osaka, ciudad principal de la zona Kansai. Se ve una rueda de Chicago en lo que parece ser el centro, y muchos edificios comerciales. También pasamos por un estadio y un arena, todo suponiendo porque no tenemos mapas ni nada como para saber bien que es lo que estamos viendo.



Tren a Kyoto


Tren a Kyoto


Nos llama la atención que entre Osaka y Kyoto no hay interrupciones de urbanismo. Es como si todo el espacio estuviese ocupado por viviendas de todo tipo, principalmente edificios más o menos grandes, y uno al lado del otro, lo que hace fácil pensar que lo que Hollywood muestra con sus películas es cierto cuando los súper hombres buenos/malos saltan de techo en techo persiguiendo/escapando al/del otro.

El inspector del tren nos revisa el ticket y es tan amable que contrasta demasiado con nuestra experiencia en China, y además ¡habla inglés!. Japón... ¡ya te amamos!. Vemos el atardecer mientras el tren se acerca a nuestro destino final. 

¡Y llegamos a Kyoto!



Estación de Kyoto


La estación de Kyoto es enorme. Es estación de trenes, metro, pasan buses, etc. Aunque nos cuesta un poco saber para donde ir la gente es amable y nos guían hacia la información turística que queda unos pisos más arriba. Subimos la escalera mecánica y nos damos cuenta de que aquí sí respetan eso de ponerse a un lado para dejar pasar al que va más apurado (con las maletas es un poco difícil pero haremos lo posible). Otro contraste es que no escupen ni andan haciendo gargajos en la calle, y para quienes creen que las japonesas son como saylor moon, déjenme decirles que las falditas escolares las usan debajo de la rodilla, pero bien abajo (más de 1 palma) y algo raro que notamos con la mamá y la Jani es que varias tienen las piernas arqueadas de la rodilla hacia abajo y caminan con los pies hacia adentro (comentario de mina, pero es verdad). De todos modos son más bonitas y elegantes que las mujeres de China, y no usan accesorios con monos animados.

Llegamos a la información turística y nos atienden muy bien (ya nos vamos acostumbrando a la buena onda local). Nos entregan un plano, buscan nuestros hotel y hasta nos imprimen un papel con el mapa y las direcciones e indicaciones para entregárselo al taxista para que nos lleve directo. También nos dicen qué cosas podemos hacer mañana, nuestro único día aquí.

Vamos por los taxis (dos, por supuesto, sobretodo con todas las maletas que andamos), y nos reciben dos señores vestidos de traje y corbata con guantes blancos y gorro de chofer... ¡o sea!. Nos llevan y dejan al lado del hotel que está en un callejón. Bajamos las maletas y caminamos hacia él. No sabemos donde está la entrada así que Carlos llega y mueve un panel de madera y resulta que ¡era la puerta!.

El Hostel se llama Haruya Aqua. Es un hotel tipo Riokan, forma de dormir clásica japonesa en piezas rodeadas de madera bien simples con suelo de alfombra tejida de paja, Decoracion simple (una lámpara y una mesa con cojines para sentarse en el suelo), puertas correderas con palitos tipo biombos... No sé cómo explicarla más así que dejaré que las fotos hablen por sí mismas.



Hostel Haruya Aqua



Nuestra pieza


Después de una ceremoniosa entrega de las piezas por el que estaba en la recepción (que nos explica todo paso a paso), llevamos las maletas para ordenar un poco la cosa. Para mala suerte no cachamos que la pieza que reservamos para los papás era chica, ni comparada con la que tenemos los tres juntos con la Jani. Ambas piezas están muy frías así que lo primero es echar a andar el aire acondicionado en modo calefacción para temperar la cosa. Es una experiencia completamente diferente pero entretenida, porque para empezar no tenemos donde dejar las cosas y es una pena desordenar lo que en bruto esta tan limpio y ordenado. Hay que sacarse los zapatos para entrar a las piezas y para las transiciones entre pieza y baño. Hay té y café gratis en una cocina en el pasillo lo que se agradece con el frío. Una vez comprobado que funciona la calefacción salimos a comer.

El chico de la recepción nos guía hacia donde tendremos que tomar el bus, en este caso el 207. Llega el bus y la dinámica consiste en subirte y pagar en la bajada. La tarifa es fija (andes una o mil estaciones el precio es 220¥, y el pase  diario cuesta 500¥). 



En el bus


Vamos hasta la zona de Gion, que nos dijeron que tiene harto movimiento de noche (son cerca de las 9pm). Hace harto frío pero andamos abrigados. Nos bajamos del bus en una entrada a un parque con un portal iluminado. Caminamos por la calle Shijo, bastante principal, por donde pasan muchos de los buses trans-kyoto, y nos metemos a unos callejones llenos de letreros que por la cantidad de letreros ¡algún Restaurant deben tener!. Paseamos un poco y es bastante bonito porque casi casa/negocio por medio es estiló japonés con las paredes hacia fuera de la calle de madera con tablitas horizontales flacas y ventanas entre los palitos, más algún letrero de género vertical colgado en la puerta de entrada con letras japonesas estampadas o pintadas.



Yasaka Shrine… entrada al parque Maruyama que conoceremos mañana




La zona de Gion esta llena de puticlubs. Hay varios pimps con carpetas con fotos de niñas y en los locales letreros de cobros por hora. Otros eran clubes con nombres de glamour y clase que desde afuera se veían de mejor clase, pero lo que pasa adentro es un misterio. Afuera en la calle hay algunas niñas solas bien arregladas conversando entre ellas, pero claramente no están comentando a donde van a ir a carretear, sino que esperan que alguien las invite a un copete y algo más. 



Zapatos típicos japoneses


Preguntamos por algún restaurant de sushi y nos recomiendan uno que se llama Wasabi. Caminamos hacia allá y vemos el menú en la puerta y a pesar de que no hay rolls, hay bastantes pescados crudos. Entramos pasando por las telas con letras japonesas que cuelgan en la entrada, caminamos sobre unas piedras grandes aplanadas arriba. Adentro es de madera con una barra donde cocinan y te puedes sentar a comer, más en parejas que en grupos por lo poco práctico de conversar hacia el lado, además de cúbiculos para parejas y una que otra mesa más grande para grupos. Nos sentamos en una mesa redonda rodeada de una pared de palitos que separaba el ambiente pero igual dejaba ver la barra donde cocinan hacia atrás. 



Cubiculos para parejas en el restaurant Wasabi


Menu… menos mal había uno en inglés


Comiendo Sushi de verdad


Nos reciben con toallas calientes para limpiarnos las manos (que después usan como servilletas durante toda la comida), y nos pasan la carta en inglés. Aquí el sistema es pedir cosas como "menú", donde cada menú incluye por lo general alguna sopa, algo tempura (vegetales y camarones enormes), cortes de sashimi y sushi (que acá corresponde a los niguiris de Chile, o sea un montón de arroz rectangular con algún corte crudo arriba, amarrado o no con nori en la cintura. Arman un pedido de un par de menús para compartir, sashimis y yo que soy mañosa (y no como crudos gelatinosos) me pido unos tempuras personales.

Llega de a poco la comida y lo primero es algo para picar que se incluye en el servicio (atún con huevos gigantes de salmón encima y una salsa pegote como el moco de la clara del huevo). Los 4 se comen sus aperitivos y yo lo regalo, por supuesto jaja. La salsa de soya viene sin Wasabi en dos posillos de diferente forma según la forma de lo que quieras untar ahí. 

Los platos llegan de a poco y todos estamos felices porque la comida local cumple con las expectativas. Después de terminar de comer y tomarnos nuestras cervezas estamos un rato más y pagamos para irnos caminando en busca del bus de regreso por callejones similares a los que ya anduvimos, en busca de Shijo st.



Con frio buscando el camino de regreso


El sistema de buses (micros tipo transantiago) en Kyoto funciona perfecto, con paneles en las estaciones que dicen exacto qué buses pasan por ahí, la frecuencia de ellos, horario del primero y último, etc. También aparece cuando se van acercando con unos círculos que te avisan cuando está a 3, 2 y 1 parada antes de llegar. Como no sabemos en qué paradero pasa el qe necesitamos y hace mucho frío nos subimos a un taxi que nos lleva a todos al Hostel. Nos cuesta incluso un poco menos que haber pagado cada pasaje en bus por separado (porque como íbamos a andar poco no compramos pase diario para hoy). Pasamos a comprar desayuno para mañana y nos vamos al hostel.

Ya en el Hostel los papás se van a su pieza japonesa y nosotros a la nuestra. Esta algo más caliente pero tampoco temperada. Es imposible mantener el orden así que pronto lo lindo que estaba se transforma en una mesa arrinconada, las maletas abiertas por todos lados y tres colchones de futon uno al lado del otro con plumones encima y mantitas de polar. Yo duermo al medio de Carlos y la Jani para funcionar como centro de reunión en caso de frío extremo. Subo algunas cosas al blog aprovechando que el internet es muy rápido y apagamos las luces hasta mañana.

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