sábado, 22 de febrero de 2014

Día 29: KAZAN después de 1.000 Kms. más en Tren

Si hay algo que pueda describiese como una noche horrible fue esta que tuvimos en el tren. Si por casualidad alguien hubiese abierto la puerta de nuestra pieza se hubiese transformado en una noche de miedo, y si ese alguien hubiese sido gigante, feo y con un arma en la mano (o cualquier cosa que entre las sombras se viera como tal), una noche de terror en el tren.



Nos despertamos cada uno varias veces en la noche. Las razones: el olor a cigarro que salía por la ventilación, los portazos que daba la gente mal educada cuando pasaban a fumar, al baño o de un vagón a otro, los frenazos del tren, el movimiento y ruido intenso del tren en los rieles, y sobretodo el frío de la noche.

Amanecimos todos tapados con todo lo que encontramos y con la ropa de nieve puesta. Después conversando nos dimos cuenta de que podríamos haber cerrado la cortina de la ventana para tapar un poco el frío pero en la demencia nocturna no se nos ocurrió. Como sea, sobrevivimos a la noche y llegamos a las 11:35 am a Kazan.


El horrible tren de Yekaterinburgo a Kazan




Ya en la estación bajamos las cosas (menos mal que era terminal porque entre los cuatro éramos un mar de bultos), y empezamos a caminar porque nuestro hotel (Ramada City Center) está a algo así como tres cuadras de la estación.



Salimos y lo primero que vemos es la linda fachada de la estación. Nos sacamos algunas fotos mientras aprovechamos de ver también la plaza de la estación y los edificios que la rodean. ¡Todo parece nuevo! Y en verdad es muy bonito.


Estación en Kazan

Empezamos a caminar y tanto el suelo entero de la plaza como las veredas que tenemos que andar están con nieve y hielo. Las maletas se traban de vez en cuando pero sólo queremos llegar así que tiramos de ellas como bueyes hasta llegar al hotel. Hace frío pero menos que en Yekaterinburgo (¡bien!), pero el pronóstico dice que hoy en la noche y mañana habrá una ola de frío que quizás viene de viaje con nosotros porque en todos los lugares han sido los días peak de congelamiento.


Papis caminando con las maletas al hotel


El hotel es muy bonito y moderno. Las lámparas que tienen son de última moda con estilos mezclados y recargado que le dan un toque muy chic. Está todo impecable y ¡qué suerte!, una de las niñas de recepción habla español. Aprovechamos de preguntarle cosas y aparte de darnos mapas de Kazan nos cuenta que el Circo du Soleil está aquí desde ayer. Nos tinca bastante la idea y la chica nos averigua si podemos comprar aún entradas en la ticketería del lugar. Le dicen que sí así que tenemos un buen plan para hoy en la noche (el show es a las 19:00 y tenemos que estar ahí ojalá a las 18:00).


Salimos a caminar tratando de dejar un poco de la tonelada de ropa que llevamos siempre puesta. Carlos y yo dejamos los pantalones de ski y con la misma cantidad de subcapas nos ponemos los jeans para alivianar la ropa. Caminamos hacia Bauman st., una calle peatonal con muchas tiendas de souvenirs y restaurantes que en todos lados recomiendan visitar. Es una calle muy bonita con muchas construcciones que se ven o muy restauradas o nuevas, con un estilo bastante clásico en sus fachadas. De distintos colores decoran todas las paredes que alojan tiendas mucho más amigables que las que habíamos visto en las otras ciudades rusas porque aquí sí que sabes qué cosas venden en cada lugar. Entramos a un par de tendas de souvenirs y caminamos varias cuadras por la misma calle peatonal.


Construcciones típicas de Kazan

Carruaje de bronce en medio de la peatonal



Estrella que muestra los puntos cardinales y cosas que hay hacia cada uno de ellos

Desde donde venimos viajando: Tokyo a 6.841 Km de aquí


Ya empiezan a sonar las tripas, así que buscamos donde almorzar. La niña de recepción en el hotel nos había dado un dato para ir a almorzar pero es carísimo y la rusa que nos recibe no habla inglés y tampoco intenta comunicarse con nosotros, así que cerramos la puerta con la misma buena onda con la que nos recibió y vamos en busca de otra opción. Al papi le duele un poco la espalda (de esperar con todo el sube y baja de maletas del tren y por las escaleras de las estaciones donde hemos andado), así que buscamos rápido y nos tinca un lugar que en su nombre dice algo de kebabs. La carta está parcialmente en inglés y cada plato tiene fotos adjuntas, así que es muy fácil elegir al menos por aspecto qué queremos comer. El que cocina es un maestro de la parrilla porque todas las carnes son asadas y ¡están perfectas!. Nos sentimos casi como en un asado a la chilena así que comemos felices (superando toda expectativa del lugar).

Seguimos caminando por la peatonal para llegar a la Torre de la campana de la iglesia de la epifanía. La torre de la campana es en ladrillos rojos y muy bonita. Alta y delgada se alza sobre todos los edificios. Sacamos algunas fotos y vamos a la parte de atrás donde está la iglesia (de la Epifanía, dueña de la torre).

La puerta es bastante modesta y pesada de madera robusta. Entramos y adentro es un poco más de lo mismo de lo que hemos visto con un altar principal llena de imágenes planas y a los lados más cosas. Las paredes son blancas (no es tan recargada), y la mayor parte de las personas que hay adentro son señoras de edad.


Torre de la campana de la Iglesia de la Epifanía

Torre de la campana

Iglesia de la Epifanía

Dentro de la Iglesia. La nube que se ve no es un aura de santidad ni nada de eso… Sólo es el lente de la cámara empañado por el cambio de temperatura al entrar




Seguimos caminando hasta terminar el paseo peatonal y buscamos un taxi para irnos a comprar las entradas al Circo du Soleil. 


Viendo el mapa al final de la peatonal


El taxi cruza el puente sobre el río Kazanka que está congelado, y desde el camino tenemos una vista linda y completa del Kremlin de Kazan. Un Kremlin es una zona amurallada que concentra los elementos más importantes de una ciudad: una o más iglesias, edificios de gobierno, museos importantes, etc.

El taxista nos deja en la entrada de autos al estacionamiento del Arena donde están dado el circo y caminamos un poco perdidos en busca de la boletería. Una vez ahí vemos la hora de la función de hoy y elegimos más o menos donde queremos sentarnos. Asumimos que por el frío que hace el espectáculo lo hacen aquí en el arena y no en una carpa tradicional de esta empresa (porque calefaccionar esa carpa puede resultar en incendio o quizás ser imposible, jaja).

La niña que atiende en la boletería no habla inglés pero es bastante diligente en idioma mimo. Muestra la pantalla y deja que Carlos le indique qué asientos le parecen mejor. Quedamos bien ubicados así que felices nos vamos a hacer hora para el show. 

Salimos del arena metiéndonos por una puerta cerrada con barrera como polizontes, no sin antes haber visto a otros rusos hacer lo mismo. Cruzamos la calle (con miedo porque los autos andan soplados y a veces patinan en el pavimento congelado), y llegamos a la rivera del río Kazanka para unas fotos bonitas con el Kremlin. Con bastante frío caminamos a un café que hay al lado del Arena y entramos para tomar algo y esperar ahí a que sea la hora de ir al show.


El Kremlin de Kazan






El café es bonito y el aroma muy rico porque hay varias personas fumando narguile (pipa de agua) seguro de algún tabaco frutal. Nos sentamos en unos cómodos sitiales y tomamos cafés, té y comemos unos pasteles que están un poco de más porque aún estamos bastante re-llenos desde el almuerzo.

Ya son las 18:00 y tenemos que irnos al Arena, así que nos abrigamos para el pequeño trayecto y mientras caminamos Carlos cruza rápido para sacar una foto al Kremlin mientras atardece.


El Kremlin al atardecer

Atardecer en Kazan




Ya en el Arena entramos por el lugar equivocado y después del chequeo de seguridad de los bolsos nos dicen "por aquí no es" (podrían habernos dicho antes de seguridad para evitarnos la lata, jaja). Vamos a la puerta que sí es y entre mega rusos buenos para colarse y empujar logramos hacer que respeten nuestra fila hasta pasar nuevamente por seguridad y luego por el chequeo de entradas. Compramos una bebida, Pop Corns y nos vamos a nuestro asiento.

El show que vimos se llama Dralion, y es uno de los muchos shows itinerantes que tiene el Circo du Soleil (http://www.cirquedusoleil.com/en/shows/dralion/default.aspx). En el arena no es tan bueno ver estos circos porque el escenario queda al centro y un poco alejado, aunque nuestra vista era súper buena a mitad de altura de las graderías de atrás.

El espectáculo era bonito como todos os Circos du Soleil que existen, pero si entramos en comparaciones, hemos visto mejores (sobretodo los que no son itinerantes que tienen escenarios magníficos en salas de espectáculo diseñadas y construidas especialmente para ellos). Hacían varias acrobacias increíbles (malabarismo, una niña en un aro, saltar la cuerda de 20 personas a la vez, diabolos súper locos por todos lados, saltos, etc.) y como siempre los trajes y la música eran espectaculares.

A la salida nos vamos del lugar por la misma puerta tránsfuga por la que fuimos al café y logran agarrar un taxi que nos lleva al paseo peatonal después. No tenemos hambre pero aún es temprano como para irse a dormir (aunque después de la noche de ayer en que dormimos pésimo debiésemos irnos ya al hotel).


Kremlin de noche




El taxi nos deja donde está la intersección de la calle de nuestro hotel y la peatonal de Bauman st. Caminamos un poco en busca de algún bar y a mi me tinca uno que queda en la siguiente calle lateral que tiene una entrada hacia un piso subterráneo. Abajo es bastante peculiar con un salón grande que si no hubiese estado tan iluminado hubiese parecido un antro. Hacia el lado derecho tenía otro salón más pequeño y hay una mesa perfecta para los cuatro así que dejamos nuestras chaquetas en una percha y nos sentamos.



Bar local
Bar subterráneo típico local



La carta está toda en ruso y los mozos no hablan inglés. Hay algunas fotos en la carta pero pocas así que tratando de decifrar qué dicen las cosas pediremos lo que nos tinque. Nos nos pescan para tomar la orden porque es un clásico aquí en Rusia que no miran comúnmente a las mesas para ver si necesitas algo, así que nos ponemos a aletear y unos rusos de una mesa cercana se ríen y amablemente nos ayudan a cazar a alguno de los que atienden para que nos pesquen. Llega al fin alguien y empezamos... yo pido un trago que se ve bonito en la foto pero no sé que trae, los demás unas cervezas de tres tipos diferentes y una pizza para compartir que se elige básicamente con el dedo sin saber qué demonios trae. Llega todo y tuvimos bastante suerte porque está muy bueno.

Ya cuando terminamos todo en vez de irnos al hotel pensamos en ir, a pesar del frío, a ver el Kremlin de noche iluminado aprovechando que la niña del Hotel nos había dicho que no tenía horario de cierre como calle (sólo las cosas que hay adentro cierran y tienen horarios establecidos).

Caminamos con harto frío y paso firme por la peatonal hasta el final que llega a una de las esquinas de la muralla. Carlos se pega un pique rápido para ver si está efectivamente abierto y hay cómo pasar, así que subimos. Las calles están muy congeladas así que cada paso es una aventura para no caer.


Fuera del Kremlin




Ya arriba vemos la entrada iluminada y nos metemos al Kremlin donde no penan más almas que las de un par de choferes de camión que están sacando nieve de unas calles.


Torre de entrada al Kremlin




Pasamos la puerta, y cruzamos los dedos a que no haya algún tipo de barrera que puedan cerrar después. Adentro es muy bonito y lo que más llama la atención es la mezquita que es blanca con calipso e iluminada resalta más que todo el resto. Carlos encuentra un spot de fotos bonito y después de algunas seguimos caminando.


Dentro del Kremlin, camino a la mezquita





Entramos por una puerta grande y llegamos más cerca aún de la mezquita así que se transforma en el nuevo spot fotográfico un rato mientras nos enfriamos más y más.








Entre la regulación de la cámara y postura del trípode empezamos a tener más y más frío, tanto que una vez que terminamos ahí dudamos un poco de si ir o no a ver más adentro. Nos animamos y vamos con mucho frío, pegamos una mirada rápida a la iglesia Ortodoxa que también se ve muy linda y nos vamos.



La Iglesia Ortodoxa y yo con mucho frío




Empezamos a volver y hace mas frío aún porque de vez en cuando hay una brisa amenazante con congelar tu cara. De todos modos aprovechamos de mirar antes de que se los congelen los ojos y en verdad todas las construcciones son muy lindas sobretodo con la tonalidad amarilla que le dan los focos que tienen puesto a orillas de la calle.


Edificios en el Kremlin de noche

La torre de entrada al Kremlin, desde adentro

Papis caminando hacia la salida




Ya afuera no es brisa sino viento el que nos pega en la cara. Bajamos las escaleras hacia la peatonal y ahí es peor aún. Parece que el suelo se confeló más todavía así que a punta de resbalones nos vamos con el mayor cuidado posible. Hay -25 grados fácil y con el viento se siente peor.



En la peatonal de hielo




Nos vamos por la peatonal lo más rápido posible para llegar pronto al hotel. Carlos toma entremedio algunas fotos de los edificios iluminados que nos rodean y el paisaje en general... yo prefiero mirar el piso para no caer. Todos vamos en silencio cada uno con alguna parte del cuerpo más congelada que la otra, apurando el paso cuando hay menos hielo en el piso.









Pasamos por un puente sobre un riachuelo que llega al río Kazanka, que es un indicio de que queda menos para llegar. A esas alturas yo siento que las pestañas se me pegan al gorro con el hielo y que el cuello que tengo para el frío esta empapado y helado con el vapor de la respiración. La mami tiene sus dedos congelados y el papi dejó de sacar fotos con el iPhone porque la mano se quedaba sin movimiento para prenderlo. 


Puente sobre el riachuelo congelado, cerca del hotel


Llegamos al hotel y somos felices aunque nos cuesta un poco reaccionar. El papi y yo tenemos hielo en las pestañas así que es bastante chistoso sentir como se derrite con el calor del lobby. Ya más compuestos tomamos nuestras cosas y subimos a dormir al fin en las camas que, después de haber dormido en ESE tren, se sienten como nubes del cielo.


Pestañas con hielo en proceso de derretimiento

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