martes, 18 de febrero de 2014

Día 25: TRANS-SIBERIANO en el Rossiya

Salimos del hotel a las 5:45 para llegar a la estación. En la estación no hay escaleras mecánicas ni nada de esas cosas, y el tren parte en el andén 5, así que tenemos que bajar y subir las maletas a mano para poder llegar (pobres papi y Carlos que se llevan el triple de pega con las maletas grandes!). Llegamos y nuestro tren ya está en su lugar a las 6:15 am (sale a las 6:45) así que tenemos harto tiempo para subir las maletas, y llegar a las habitaciones tranquilos. Nuestro tren es el 001M, famoso Trans-Siberiano mejor conocido como Rossiya. 

Nuestras habitaciones son en primera clase considerando que pasaremos las próximas 48 horas aquí. Son bastante modernas, a pesar de que esperábamos que fuesen bastante clásicas en términos de decoración del vagón con cortinas floreadas y esas cosas. De tamaño es perfecto y tienen mucho lugar donde guardar las mega maletas que andamos trayendo. Somos vecinos de los papás así que estamos perfecto para el viaje.

Nos sacamos fotos en la estación con el tren antes de partir (aún es de noche y hay niebla), y a las 6:45 am parte el tren. En total hasta llegar a Yekaterinburg andaremos 3.371 Kms en este tren en dirección oeste hacia Moscú (Irkutsk es el km 5.185 y Yekaterinburg es el km 1.814... recordando obvio que esos Kms son la distancia a Moscú). Con este gran tramo seguimos avanzando a nuestro objetivo final de dar la vuelta al mundo.


Tren Rossiya 001M, rumbo a Moscú (nosotros a Yekaterinburg)

6:45 am… aún de noche por el arreglo horario de Irkutsk


Dormimos al menos 3 horas antes de poder estar bien para levantarnos. Lo primero en que pensamos, con lo temprano que nos habíamos despertado antes para tomar el tren, es en ir a tomar desayuno. Queríamos ir a conocer el carro de comidas pero no hubo forma de que la encargada de nuestro vagón nos dejara ir, incluso pensamos que no hay carro de comidas en este tren (que es raro porque es un tren muy típico y conocido dentro de los que hacen la ruta del transiberiano). La encargada del vagón nos muestra los menús de comida donde sale lo que hay de desayuno, almuerzo y cena. Según nuestro ticket tenemos 3 comidas incluidas así que vamos a aprovechar.

Justo cuando estamos esperando a que nos vengan a tomar el pedido desde el comedor pasa una señora rusa con su hija vendiendo unas papas rellenas. Carlos y el papá compran una cada una (a 35 rublos, algo así como 500 pesos), para entretener el estómago mientras nos llega el desayuno. Hacemos el pedido y en 20 minutos está todo en nuestro vagón (jamones, quesos, omelets, pan, agua, fruta, etc.).


Un poco después del amanecer en Siberia

Vagón de 1era clase en el Rossiya

Nuestra pieza, muy moderna y cómoda

Los papis tomando desayuno en su pieza vecina a la nuestra


Mientras tomamos desayuno pasamos por un pueblo que se llama Zima (que significa invierno). Zima fue un pueblo donde exiliaban gente como astuto para que lidiarán con el frío y la adversidad de Sibeia. En estos momentos hacen 17 grados bajo cero y como estamos comiendo no nos bajamos.


Casas en el pueblo de Zima


Después del desayuno la encargada del vagón nos explica con monitos (porque no habla inglés), que las tres comidas incluidas no son 3 por día sino una para cada día (nos subimos el 18 de febrero y nos bajamos el 20, así que negociamos que la del 20, como bajaremos a las 5 am, sea también el 19).

Después de dos horas la próxima parada es en Tulun. El tren sólo para 2 minutos para que alguien literalmente se tire del tren o salte hacia él. Carlos se baja rápido para sacar un par de fotos a la estación (que es bonita arquitecturalmente hablando) y se sube para seguir el viaje.


Estación de Tulum… y un perrito callejero



El papá y Carlos intentan ir a ver si existe el carro comedor. Se encuentran con un chico de Los Ángeles, USA, que anda en lo mismo. Logran ir y el ruso que los recibe los deja invitados a que por favor vayan de nuevo otra vez.

Tomamos nuestras cámaras y naipes para jugar algo y vamos para allá a tomar una cerveza o algo así. La experiencia fue apestosa. Primero el carro era bastante feo, oscuro y no daba la impresión de estar implacable (ahí preparan nuestras comidas "incluidas" así que mejor ni pensar en como es la cocina). Segundo, la atención es pésima... había una señora gigante sentada sacando cuentas en un libro y con una calculadora, la niña que nos llevo el desayuno y las mujeres que vendían las papas rellenas (mamá e hija según nosotros). Tercero, las ventanas de lo sucias que están parecen vidrios polarizados que no te dejan ver hacia afuera (y eso que el paisaje es la gracia de este viaje).

Nos advierten que no podemos sacar fotos y de todos modos intentamos quedarnos. Cuando pedimos las cervezas están calientes y no hay de las que pedimos... bueno, lo que sea. Sacamos las cartas y nos dicen que no podemos jugar ahí... ¡¿qué onda?! Todo es "no" en este carro. Lo de las fotos seguro es porque es tan penca que si alguien saca alguna foto quizás les quitan la consecion (bien merecido sería). Pedimos la cuenta enojadísimos (a lo ruso style) y nos vamos para nunca más volver.

Volvemos a jugar en nuestra pieza donde Carlos convierte en sillones las camas. Jugamos un par de partidas de swift interrumpidas por una parada en Nizhneudinsk, donde el tren para por 12 minutos. Nos bajamos con carlos a comprar cervezas para el viaje (considerando que le hicimos una cruz eterna al carro de comidas). Corremos al kiosko, y la señora mete las botellas en una bolsa negra para que los policías no nos digan nada (¡miedo!). Mientras una señora de las encargadas de los vagones dice "quick quick" para que nos apuremos (porque son sólo 12 minutos de parada), así que corremos de vuelta al tren donde el papi está esperándonos para que en caso de que empiecen a cerrar las puertas interponerse para que no pueda partir sin nosotros, jajaja. 

La cosa fluye rápido, así que nos quedan incluso un par de minutos para unas fotos y nos subimos, dándonos cuenta de que estamos bastante tolerantes al frío porque hacen varios grados bajo cero aún y no nos habíamos bajado tan abrigados ni con guantes así que de a poco nuestro cuerpo se ha ido acostumbrando al frío (o al menos eso creemos).


Nuestro tren

Carlos casi "adentro" del negocio jaja



Papi haciendo guardia en la puerta para que no se vaya a ir el tren

Pasajeros del vagón de 3era clase estirando las piernas. En ese vagón no hay habitaciones y está lleno de literas por todos lados. La señora llevaba a un perrito que bajaba en cada estación a saltar, jugar con nieve y hacer sus necesidades.


Terminamos el juego de cartas y el papi en un paseo por el vagón encuentra la carilla de paradas con las horas exactas de nuestro tren (porque la que tiene el Lonely Planet está como 12 horas desfasadas pero al menos nos permitía saber donde estamos o paramos).

El viaje sigue por los pies de las montañas Sayani y el paisaje empieza a cambiar un poco. Ya no vemos los árboles típicos que estaban en el lago sino que empieza a aparecer la Taiga (que es un tipo de selva donde la luz no puede penetrar). En invierno no es tan tupido por las hojas caducas, pero en primavera y verano debe ser así. 

Ya estamos cerca de la hora de almuerzo "tardío" así que picamos quesos y jamones y preparamos un buen picoteo para comer mientras vemos la película "Babies". Esta película es un documental que graba a cuatro bebe desde nacen hasta un poco más de un año de vida, contrastando su desarrollo según el lugar de origen y las costumbres locales (son de Mongolia, Japón, San Francisco y y algún lugar de África). Es bien bueno la verdad, aparte hemos conocido 3 de esos lugares así que es más entretenido aún imaginarlo.

Dormimos un rato mientras empieza a oscurecer. En todo este rato hemos pasado por varios pueblos más pero no nos bajamos porque o estábamos viendo la película, o series o durmiendo.

Nos despertamos como a las 23:00 hrs porque en la próxima parada, Krasnoyarks, nos queremos bajar. Es de noche afuera y hace frío. Lejos lo mas difícil hoy fue coordinar la hora para saludar a Carlos por su cumpleaños de mañana. En Irkutsk son 12 horas más que en Chile, en Yekaterinburgo son 9 horas más y en Moscú 7 horas más... La elección fue saludarlo a la hora de Irkutsk donde tomamos el tren... Así las 00:00 hrs del día 19 de febrero, será basándose en la hora de Irkutsk.

Dos minutos antes de media noche el tren empieza a disminuir la velocidad. Justo antes de parar aparece en la pantalla del vagón la hora exacta para saludar a Carlos por su cumpleaños nro.30 ¡FELIZ CUMPLEAÑOS AMOR!

Carlos alcanza a abrir el regalo de mis papis y leer su tarjeta, y queda pendiente lo mío para alcanzar a bajarnos en Krasnoyarks. En estos momentos cae un poco de nieve así que seguro será más frío. El tren parará por sólo 24 minutos así que con Carlos nos preparamos para correr (los papis no se bajan aquí). Llegamos al anden 5 de la estación, y nos bajamos con parka solamente sobre la ropa de viaje con la que andamos en el tren (poco abrigados la verdad). Rápido subimos una escalera para pasar por sobre los demás rieles para llegar a la plaza de la estación donderecomienda la guía para ver en una de las paredes laterales de la plaza un mural en finos mosaicos rojos de la era comunista. Nos cuesta encontrarlo pero mirando bien hacia el lado derecho lo vemos desde lejos.

Nos sacamos algunas fotos en la plaza de la estación y volvemos al tren por la pasarela superior.


Mural de mosaicos rojos de la era comunista (no vemos mujo rojo por lo oscuro de la noche)


Estación de Krasnoyarks


Vista de los andenes desde la pasarela peatonal superior para acceder a los trenes en los distintos rieles.



Nos queda un rato para algunas fotos (porque sólo han pasado 8 minutos desde que nos bajamos), y por frío nos volvemos a subí al tren.


En las vías férreas


Arriba aparece la hora de salida del tren (en horario de Moscú, aquí eran 4 horas más), el origen del tren (Vladivostok) y el destino final (Moscú)


Ya arriba del tren, Carlos abre mi regalo y tarjeta e inevitablemente se queda jugando un rato con el regalo antes de irnos a dormir. Hemos dormido ene pero al menos a mí no me cuesta mucho volver a hacerlo, en cambio Carlos pasa un rato antes de volver a cerrar los ojos… serán los 30 años digo yo, jajaja.

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